Deambular por una calle de alguno de los asentamientos que componen Nuwara Eliya te puede deparar alguna sorpresa como esta. Cuando me disponía a salir en compañía de mi conductor de tuc-tuc favorito, me encontré calle abajo esta preciosidad en forma de renacuajo acompañada de su mamá, bueno, a su mamá casi ni la vi. Intentar fotografiar a alguien junto a un sol es lo que tiene, la reina astro lo eclipsa todo y no aparece ni tu silueta. Antes de que mi ansiedad empezara a gesticular la mamá había adivinado mis intenciones. Lukahika corrió como loca hacía el interior de un pequeño templo hinduista que se había sonrojado con la escena, y yo, me dejé devorar por una paleta de colores perfectamente aliñados.
Lukahika comenzó a bailar con su mirada. Estuve persiguiéndolas durante más de diez disparos. Necesitaba hacer mía esa imagen vaporosa y me agarré a la poca luz que se colaba por la puerta del templo. Tres miradas de tres diosas que se abrazaban.
La fotografía se titula Big girl por el lugar a donde se dirigía la pequeña con su mamá…pero eso da para otra entrada jeje.
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